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Bombas fuera - Historia de un bombardero

Bombas fuera - Historia de un bombardero

John Steinbeck

 

Verlag CAPITÁN SWING LIBROS, 2019

ISBN 9788494969379 , 216 Seiten

Format ePUB

Kopierschutz Wasserzeichen

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9,49 EUR

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Bombas fuera - Historia de un bombardero


 

Presentación


James H. Meredith

Ernest Hemingway dijo en una ocasión que antes se habría cortado tres dedos de su mano de lanzador que escribir un libro como Bombas fuera.[1] Aparte de las evidentes cualidades propagandísticas del libro, es posible que lo que más le desagradara de Bombas fuera fuese el hecho de que antes que recalcar la emergencia de un individuo, como Hemingway hubiese hecho, Steinbeck, por el contrario, se hubiera centrado en el desarrollo de un equipo o grupo. Steinbeck, por entonces mucho más comprometido con la sociedad que Hemingway, hacía tiempo que a lo largo de su carrera venía recalcando la necesidad de que los norteamericanos aunasen esfuerzos para superar las tribulaciones económicas, a la par que sociales, de la Gran Depresión de los años treinta. Por aquella época Hemingway escribió y publicó Tener y no tener (1937), una novela sobre cómo un hombre intenta no sólo superar el declive económico sino triunfar también sobre la burocracia del funcionariado del New Deal. En un momento en el que Estados Unidos se involucraba en otro problema social de proporciones masivas, a saber, el conflicto mundial contra el fascismo, Steinbeck quiso colaborar en el esfuerzo bélico escribiendo un libro sobre cómo la Fuerza Aérea del Ejército de Estados Unidos reclutaba y reunía a la tripulación de un bombardero, una historia aparentemente atractiva para su sensibilidad literaria. Para mediados de los años treinta, el fascismo y las dictaduras militares se habían hecho con el control de los gobiernos de Italia, Japón, Alemania y España, y llegado el mes de septiembre de 1939 habían sumido al mundo entero en la guerra más destructiva de la historia. Norteamérica, cómo no, entraría en la refriega tras el ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Steinbeck empezó a escribir este libro en 1942.

En líneas generales, la guerra no era un terreno literario que Steinbeck cultivase en particular, mientras que en el caso de Hemingway sí lo era, y con creces. En todos sus escritos sobre la guerra, ya fuesen de ficción o no, Hemingway siempre enfatizaba el heroísmo individual y la alienación y desesperación personales ante la guerra moderna mecanizada y los nuevos instrumentos tecnológicos de terror. Lo que a él le movía era el modernismo. La sensibilidad literaria de Steinbeck en obras como Cannery Row, Las uvas de la ira, De ratones y hombres y Al este del Edén parecía decantarse, en cambio, por retratos de grupo o composiciones de diversos personajes, preferencia esta que aparentemente encajaba a la perfección con la estrategia de la Fuerza Aérea de reunir un grupo de hombres procedentes de un amplio espectro social de Estados Unidos, y adiestrarlos para que trabajasen juntos por una causa común en tanto tripulación de un bombardero.

John Steinbeck era complejo, como persona y como escritor. ¿Cómo si no reconciliar el hecho de que, en el ecuador de su carrera, escribiese lo que sólo puede describirse como una obra de propaganda para el Gobierno de Estados Unidos? Calificarlo como propaganda, sin embargo, no debería en forma alguna restar valor a Bombas fuera ni sugerir que el libro no sea una obra importante; al contrario, lo es sin duda, sobre todo en tanto que artefacto significativo en un momento crucial de la historia de EE. UU. El libro puede considerarse un logro porque, en primer lugar, ya fueran muchos o pocos los norteamericanos que lo leyesen, alcanzó su objetivo, que no era otro que el que algunos norteamericanos se sintiesen seguros a la hora de enviar a sus hijos a la guerra en una máquina voladora moderna; además, proporcionó una visión coherente de cómo el ejército de Estados Unidos se adiestraba para la guerra moderna; y puso un rostro indiscutiblemente norteamericano a la que resultaría ser una de las campañas estratégicas militares más destructivas de la historia.

Bombas fuera, que Steinbeck escribió intencionadamente en estilo vernáculo para llegar a las madres y padres de todo el país, retoma la tradición de Walt Whitman durante la guerra de secesión norteamericana y constituye toda una contribución a la literatura norteamericana, en tanto comporta de manera convincente, y con una simplicidad rayana en lo mitológico, la regeneración democrática vital que experimentó Estados Unidos al verse enfrentado a un peligro grave real. Steinbeck escribe: «Es la intención de este libro presentar en términos sencillos la naturaleza y misión de la tripulación de un bombardero y la especialización y adiestramiento de cada uno de sus miembros». Es en este punto donde Steinbeck verdaderamente raya en lo propagandístico: «Y es que la tripulación del bombardero está llamada a desempeñar un papel crucial en la defensa de este país y en atacar a sus enemigos. Es el equipo más formidable del mundo». El término «propaganda», tal y como lo define The New Oxford American Dictionary,[2] es «información, de naturaleza tendenciosa o engañosa en particular, destinada a promover o publicitar una causa política o punto de vista determinados». Considerando esta definición en sentido estricto, se podría argumentar que lo que escribía Steinbeck no era propaganda, puesto que la información que él ofrece no es intencionadamente tendenciosa ni engañosa. Según A Handbook to Literature, «propaganda» es «material propagado con el fin de defender una postura política o ideológica [...]. En el pasado, en Europa, el término “propaganda” acarreaba consigo el significado positivo o neutral de “proporcionar información”; [...] Pero a partir de 1930, más o menos, sus connotaciones se han tornado más y más negativas».[3] Esta definición evidencia de manera más palpable la benignidad del propósito político que perseguía Steinbeck, a la vez que ilustra la complejidad del término en sí. El hecho de que recibiera el encargo de la Fuerza Aérea, cuyo propósito ideológico o burocrático es evidente, cataloga de forma casi automática a Bombas fuera como una obra de propaganda menor, y ello solamente en tanto herramienta de reclutamiento. No obstante, el propósito laudatorio del libro, que no es otro que el de animar a los norteamericanos a dar su aprobación a esta nueva máquina de guerra, el bombardero, hace que el esfuerzo sea positivo en última instancia. Norteamérica necesitaba el bombardero y necesitaba que un elevado número de sus ciudadanos luchara en él a fin de derrotar el espíritu maligno del fascismo. Incluso las democracias necesitan en ocasiones un empujoncito de sus gobiernos para hacer lo correcto. Por lo tanto ha de quedar claro que Bombas fuera no debe ser equiparada bajo ningún concepto a otras formas de propaganda de la época, como es el caso del documental El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl. Este tipo de obras desarrolladas por los nazis es el que cargó de connotaciones negativas el término «propaganda» a partir de los años treinta.

A pesar de su sentido del deber y del patriotismo, y de su fe en el Gobierno norteamericano del momento, Steinbeck —tal y como su biógrafo Jackson Benson describe la situación— experimentaría aún ciertos sentimientos encontrados cuando aceptó el reto de escribir Bombas fuera. Como escribe Benson: «Por un lado sus instintos eran esencialmente pacifistas y contemplaba la guerra como algo fútil desde el punto de vista intelectual —un espasmo biológico racial generado por el subconsciente— [...]. Por otra parte, poseía un arraigado sentido del deber». Además, «quería saber lo que se sentía al volar en un bombardero».[4] Poco después de conocer al presidente Roosevelt, el cual asegura Steinbeck fue quien le convenció de que escribiese el libro,[5] y al general «Hap» Arnold en Washington DC, Steinbeck y el fotógrafo del proyecto, John Swope, iniciaron su arduo viaje. Éste les llevaría de costa a costa a las bases y campos de aviación de la Fuerza Aérea y, por el camino, a destinos como Texas, Luisiana, California, Illinois y Florida, y finalmente de regreso a casa a Nueva York,[6] donde Steinbeck convivía por entonces con Gwyn Conger, su segunda esposa. Como bien se puede imaginar, el viaje resultó tan agotador físicamente como tedioso desde el punto de vista mental. En otras palabras, fue como si, por un tiempo al menos, Steinbeck se hubiese alistado en el ejército. Su día a día consistía en levantarse a las cinco de la mañana para empezar con la rutina de adiestramiento de las tripulaciones de vuelo, que incluía volar en la cabina de mando con los pilotos, para luego pasar la noche bebiendo con la tripulación en las cantinas y bares de carretera locales.

Aunque el camino para escribir el libro fue complicado, riguroso y agotador, por no decir que en ocasiones intoxicante, el retrato que ofrece Steinbeck del adiestramiento de la tripulación de un bombardero B-17E es sencillo, directo y se podría decir que hasta de cierta elegancia clásica, en tanto que persigue un objetivo claro; es notablemente comedido en el uso de forma y lenguaje, y la estructura es proporcionada. Cada miembro de la tripulación del bombardero, por ejemplo, tiene dedicado un capítulo. Aparte del prólogo y la introducción, el libro cuenta con nueve capítulos: «El bombardero», «El oficial de bombardeo», «El artillero», «El navegante», «El piloto», «El ingeniero de vuelo/jefe de mecánicos», «El operador de radio», «La...