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Decorar con flores

Decorar con flores

Corrado Maspes

 

Verlag De Vecchi Ediciones, 2020

ISBN 9781646998098 , 108 Seiten

Format ePUB

Kopierschutz DRM

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5,99 EUR

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Decorar con flores


 

LAS FLORES Y LOS ELEMENTOS VEGETALES


Consejos para la elección y la utilización

La elección de las flores y de todos los elementos que van a formar parte de las composiciones se ha de hacer basándose en el periodo de utilización y prefiriendo las flores de la estación en la que se esté, ya que duran más y son más bonitas.

Las flores compradas en las tiendas son casi siempre de muy buena calidad y frescura, ya que vienen tratadas con productos específicos para hidratarlas al máximo. No se tienen que infravalorar, de todas formas, las flores de campo o de jardín. Por esta razón, es importante conocer las fases de floración y maduración de las flores y de las distintas esencias. Finalmente, dando un simple paseo por el campo se pueden sacar buenas sugerencias observando la forma y el desarrollo natural de las plantas.

Se tienen que utilizar las flores de la manera más natural posible, evitando transgresiones demasiado exageradas. Un ejemplo: los girasoles, flores totalmente erectas, no se tienen que utilizar nunca en ramos con caída.

Tampoco se han de olvidar la ocasión, la celebración y el destinatario.

Por ejemplo, para celebrar un nacimiento quedará bien el blanco, el rosa y el celeste. En las fichas relativas a las composiciones se encuentra siempre una sugerencia referente a la utilización, que obviamente tiene un valor puramente indicativo. Se ha de «estudiar» el carácter de la persona a la que se quiere ofrecer una composición o un ramo, intentando ver cuáles son sus flores preferidas o las más adecuadas para su personalidad: los girasoles, para los que son sinceros y optimistas; la gizofila, para los que se dedican al arte; las peonias y las flores un poco inclinadas, para una persona romántica; muchos elementos verdes o composiciones realizadas de manera que las plantas parezcan estar en su estado natural, para quien ama estar al aire libre... Las composiciones serán así doblemente apreciadas.

Este florero, cubierto de bambú atado con junco, se puede utilizar como elemento decorativo para una entrada. En su interior, protea «Pink Ice», protea barbigera, sedo, leucadendro «Red», cápsulas de neguilla y bercelia

Las flores que no se utilicen o que se hayan secado no han de tirarse necesariamente: se pueden reciclar. Por ejemplo, los girasoles secos y sin pétalos se pueden utilizar para forrar un florero estropeado o que no nos gusta.

Otro ejemplo: los pétalos de flores que se pueden secar fácilmente (como rosas, peonias etc.) pueden constituir un elemento decorativo de larga duración (hasta un año) si se colocan en un florero transparente. La sucesión de capas de diferentes colores recordará las celebraciones y las personas que regalaron una u otra flor.

En algún caso también se pueden lograr resultados estéticos notables y muy originales «reciclando» elementos vegetales aparentemente inútiles.

UN EJEMPLO DE REUTILIZACIÓN: LA PIÑA REALIZADA CON JUNCO

Aquí mismo se ilustra una sencilla técnica para construir una piña falsa, sirviéndose de las hojas de una piña que hayamos consumido. Se podrá colocar encima de la repisa de la chimenea o, como se verá luego, se podrá introducir también en composiciones más complejas.

MATERIAL

1 piña

1 manojo de juncos

1 rama de ficus repens

1 copa de arrabio

1 esponja seca

1 varita de plástico

o de madera

alambre verde

      

1. Se preparan con el alambre verde unos ganchos no muy largos.

2. Con un cuchillo grande, se recorta la esponja con la forma de una piña (oval con la base más ancha) (figura A).

3. Se coloca la primera rama de junco, fijándola con un gancho, y se continúa enrollando el junco, introduciendo una rama en la siguiente alrededor de la esponja (figuras B y C).

4. Luego se recortan un poco las hojas de la piña y se colocan sobre la piña falsa, sujetándolas con una varita de plástico o de madera (figura D).

5. Se pone la piña en la copa, colocando también las ramas de ficus.

Conservación

Todas las flores y plantas cortadas se deben guardar en condiciones ideales para que mantengan al máximo su frescura. Basta con seguir unas normas.

Después de su adquisición, hay que sumergir los tallos en recipientes llenos de agua, limpios y eventualmente desinfectados con unas gotas de lejía diluida con agua, lejos de fuentes de calor, corrientes de aire y sol directo.

Si es necesario, se utilizarán los conservantes específicos para los diferentes tipos de flores, que son también buenos bactericidas.

Si disponemos de un jardín, recogeremos las flores sólo a primera hora de la mañana, cortando el tallo con un cúter o con tijeras de jardinería; el corte tiene que ser limpio.

Si las flores recogidas han de recorrer un trayecto largo hasta su destino, se envolverán en periódico mojado o, mejor aún, se pondrán en cubos con agua. Luego, al llegar, se limpiarán eliminando trazas de tierra, hojas amarillas o estropeadas u otras materias orgánicas que infectarían el agua.

Renovaremos el corte del tallo cada vez que cambiemos el agua, cuya temperatura debe ser algún grado superior a la ambiental.

Algunas flores necesitan un tratamiento especial: por ejemplo, los girasoles deben sumergirse siempre en agua tibia para que se hidraten más, y las flores y las ramas de las cuales sale látex cuando se cortan, como el jazmín y la amapola, se tienen que cicatrizar con agua hirviendo y la llama de una vela antes de ponerlas en agua.

El narciso se ha de utilizar siempre solo en las composiciones, ya que su tallo deja una sustancia nociva para las otras flores.

En la fase de limpieza hay que quitar el trocito de tallo blanco, pues no absorbe el agua.

Los claveles, espuela de caballero y otras flores con el tallo nudoso se tienen que cortar justo encima de uno de estos nudos, para favorecer la absorción de agua.

Flores delicadas como la violeta se tienen que hidratar muy a menudo, incluso envolviéndolas durante unas cuantas horas al día en papel de periódico húmedo.

En las flores con tallo vacío (amarilis, loto, etc.) se tienen que llenar de agua los tallos con una jeringuilla, cerrarlos con algodón hidrófilo y guardarlos en agua hasta su utilización.

Para que los tulipanes tengan el tallo más rígido, al comprarlos o al recogerlos se han de enrollar en papel de periódico y se guardarán en posición recta.

Hasta el momento de su utilización, las ramas de mimosa se tienen que conservar en agua un poco tibia y enrolladas con una hoja de politeno cerrada y agujereada. Esta práctica permite una buena hidratación de los capullos gracias al vapor que se crea dentro de la bolsita.

Para una galería, una gran cesta de mimbre con forma de cáliz acoge una composición de hortensias, hojas de roble rojo y gipsófila. Los vegetales utilizados se podrán desecar sin que pierdan su efecto decorativo

Ideal para una cocina rústica, esta cesta con sarmientos de vid y racimos de uvas, ramas y flores de azalea «Vögel», sedo, brezo, hortensias y verónica abigarrada

Preparación de flores y hojas

Para que las flores y las hojas que se utilizan en las composiciones se sujeten, es necesario utilizar soportes como alambre y varillas de plástico o de madera. Se muestra aquí cómo prepararlas para su utilización en ramos Biedermeier y en pequeñas composiciones como ramos para novias, indicadores de sitio y broches para fiestas.

En cuanto a las hojas, una vez seleccionadas las más bonitas, con un alambre de tamaño intermedio se han de agujerear por el lado inferior formando una anilla y atándolo al rabillo. Luego se forra con la gutapercha para una mayor protección y mejor estética (figura A).

Con hojas largas (dracena, aspidistra, etc.) para utilizar en composiciones con esponja, se ha de reforzar el tallo con una varita forrándola con la gutapercha. Cuando se tengan que utilizar en ramos, se les dará una forma curva agujereando un extremo y pasando el rabillo por este orificio (figura B).

En la preparación de las flores erguidas se utiliza un alambre, doblando su extremo en «U» y atándolo al tallo con el otro extremo que se habrá dejado más largo (figura C).

Para las flores como las rosas, se coloca el alambre debajo de la flor y se va enrollando al tallo, que se forrará luego con la gutapercha.

Otras flores, como anémonas, dalias, etc., se pueden sostener con un alambre resistente introducido en el tallo hueco.

En el cáliz de claveles, espadañas, crisantemos, etc. habrá que introducir un alambre proporcional a la dimensión del tallo, formando en un extremo un gancho para fijar la flor, llevando el alambre hacia abajo.

Para utilizar flores en composiciones en las cuales no se puede emplear la esponja (festones, guirnaldas para colgar, etc.) se venden en las tiendas unas ampollas de plástico para llenar de agua en las que se introduce el tallo de la flor. Como alternativa se puede...