Suchen und Finden

Titel

Autor

Inhaltsverzeichnis

Nur ebooks mit Firmenlizenz anzeigen:

 

El gran libro del Kung-fu Wushu

El gran libro del Kung-fu Wushu

Roger Itier

 

Verlag De Vecchi Ediciones, 2020

ISBN 9781646998456 , 355 Seiten

Format ePUB

Kopierschutz DRM

Geräte

11,99 EUR

Mehr zum Inhalt

El gran libro del Kung-fu Wushu


 

PRESENTACIÓN DEL AUTOR


por Wang Fanghui, periodista chino en Pekín

La primera vez que vi a Roger Itier me sorprendió por su energía y su pasión por las artes marciales chinas. Sabe cautivar a su auditorio con las referencias históricas y filosóficas en las que se inspira; después, pasa de la palabra a la acción e ilustra sus objetivos con una depurada y precisa técnica, que posee en las numerosas disciplinas del wushu en las que es maestro.

Roger Itier nació el 20 de noviembre de 1960 en París, y en 1974 comenzó a practicar artes marciales, junto con amigos que ejercitaban diferentes estilos asiáticos (japonés, coreano, tailandés o vietnamita), así como también deportes de combate, como el naciente full-contact o el boxeo inglés. En aquellos momentos las sesiones de entrenamiento eran eminentemente prácticas y suscitaban tanta curiosidad como agujetas. Un día, atravesó la puerta de un gimnasio de artes marciales próximo a su casa. Allí se enseñaba kárate y kung-fu, ese arte que Bruce Lee, que acababa de fallecer, había popularizado en una película póstuma: Operación Dragón. Y allí se produjo la auténtica revelación: ¡ese arte marcial estaba hecho para él! La belleza de los encadenamientos, la vivacidad de la técnica y la fortaleza interior que el kung-fu le daba mantenían vivo su interés. Su objetivo era entrenarse para convertirse en uno de los mejores. Y lo consiguió rápidamente, encadenando victorias en los combates y mejorando la técnica al mismo tiempo. Entre 1977 y 1988 subió a todos los podios: campeonatos de Francia y de Europa, y el campeonato del mundo en Taiwán en 1983, que le consagró como subcampeón del mundo junto con sus compañeros Tony Dehas, su hermano Lachemi, Alain Saadoun y Eugène Charlery, sus mejores amigos. La destreza y potencia de su técnica de piernas, que conseguía aplicar en cualquier posición, le valieron el apodo Jambes d’Or (Piernas de Oro). Combatiendo de un modo tan eficaz como armónico a la vista, Roger inspiró a numerosas generaciones de competidores de kung-fu, que veían en él al luchador honesto pero también al irreductible guerrero. Después, la recién formada Federación de Boxeo Chino Kung-Fu, presidida por Marc Deroche, necesitó instructores cualificados para desarrollar las artes marciales en el Hexágono. Roger se encontró a la cabeza de una escuela situada sobre la sala de espectáculos La Cigale, que era entonces un cine donde se proyectaba... ¿Adivinan qué? Películas de kung-fu, por supuesto.

Los primeros miembros del Instituto Francés de Wushu, asociación que él creó, frecuentaban ambos lugares y eran auténticos cinéfilos del made in Hong Kong, muy minoritarios en la época. Los primeros cursos del joven instructor suponían un «reto» para aquellos que fueran capaces de resistir durante más tiempo las intensas sesiones de entrenamiento, que sólo finalizaban cuando lo dictaba el reloj. De este crisol salieron excelentes deportistas, que en su primera temporada de competición subieron a los primeros puestos de los podios nacionales. Asociado con su amigo Tony Dehas, Roger emprendió la formación de la generación de futuros talentos, de grandes campeones, como Eugène Charlery, Nouredine Zenati, Jean Zinsou, Jean-Claude Mornal, Olivier Benghaffor, Pol Charoy o Benoît Thao; todos ellos pasaron por esos duros entrenamientos. Después llegó el momento de abandonar la competición, no sin un cierto pesar.

A partir de ese momento, su principal objetivo consistió en transmitir su pasión: el competidor de gran talento se convirtió en atento profesor. Naturalmente, Roger no abandonó nunca la investigación por medio de las fuentes: Taiwán y Hong Kong al principio y más tarde China, que había entreabierto su puerta. Viajó allí repetidas veces con su amigo Tony Dehas y, finalmente, regresó con un profesor chino, Yuan Honghai, al que conoció gracias a amigos comunes. Ayudó al profesor a instalarse, y Yuan Honghai se convirtió en entrenador del equipo francés de wushu de la FFKAMA (Federación Francesa de Kárate y de Artes Marciales Afines). Inmerso en esta dinámica, Roger creó en 1989 la Unión del Dragón, asociación que agrupaba por primera vez otras asociaciones con objetivos diferentes y cuyo núcleo principal estaba formado por los primeros alumnos, que a su vez comenzaban a enseñar. Además, Roger consiguió el reto de hermanar esta recién creada asociación con la Federación Soviética de Wushu, acabada de constituir y cuyo director técnico era Gleb Mouzroukov, actual presidente de la federación rusa. Este vínculo se reforzó con un seminario de entrenamiento de una semana en Sotchi (Rusia), que finalizó con una competición entre el equipo del Dragón y el soviético, en el que vencieron los primeros en la clasificación general. Este torneo fue transmitido en directo por televisión, y la joven federación soviética extrajo unas buenas enseñanzas, pues actualmente los rusos están considerados los mejores después de los asiáticos.

En el año 2000, siempre con su amigo Tony Dehas, Roger creó la Universidad Francesa del Wushu (UFW), que tenía como objetivo principal formar a la elite de los futuros profesores. «La obligación del hombre hacia sí mismo es instruirse; el deber del hombre hacia los otros es enseñarles», declaró con convicción. En efecto, un arte marcial no puede desarrollarse sino por medio de profesores eficientes, que son, junto con los competidores, su escaparate. Actualmente esta universidad agrupa a numerosos profesores de toda Europa (Gran Bretaña, Suiza, Alemania y Francia). Esta asociación reúne igualmente a los practicantes que desean orientarse hacia la carrera docente. Roger Itier, infatigable promotor de las artes marciales chinas, ha tenido diferentes cargos en el seno de las numerosas federaciones dedicadas al wushu, como en el CNKW (Comité Nacional de Kung-Fu Wushu en el seno de la FFKAMA), donde ha puesto en marcha una escuela de cuadros. Sus conocimientos han sido requeridos para elaborar un programa oficial de progresión para las artes marciales chinas internas y externas, que ha desarrollado en colaboración con expertos, y de los modos de progresión pedagógica de la IWUF (Federación Internacional de Wushu).

Las relaciones privilegiadas que la UFW ha establecido con las instancias chinas han llevado a este centro a participar en la apertura de la prestigiosa competición Rey del Sanda, con el envío de tres combatientes entrenados por los maestros Zenati y Errasfa (entrenadores nacionales de sanda), que se saldó con una victoria por parte del equipo francés frente a los luchadores profesionales chinos. Más recientemente, la UFW desfiló por los Campos Elíseos con motivo de la celebración del año nuevo chino. Tomaron parte más de 250 practicantes, que recorrieron el paseo parisino efectuando destacadas demostraciones entre la gran marea china que había invadido la más bella avenida del mundo. Numerosas demostraciones de grupo pero también la representación de escenas míticas del cine de acción, como Matrix, Hero u Hora punta, en el Festival de Artes Marciales de Bercy han contribuido para considerar la UFW como el socio indispensable en cualquier evento relacionado con el wushu.

Todas estas acciones no han mermado la voluntad de Roger Itier de conjugar la necesaria exteriorización de su arte marcial con su búsqueda personal, que no puede ser sino discreta. Este investigador infatigable es una enciclopedia en sí mismo, ha logrado unir el saber con el «saber hacer» y el «saber ser». Su sed de conocimiento va más allá de las artes marciales, que a veces considera un mundo cerrado, cuando no sectario. Este apetito encuentra satisfacción en la enseñanza, que él ejerce en distintos organismos municipales, federativos y privados. Es curioso ver cómo Roger pasa de un curso de qigong a uno de sanda, y después a uno de kung-fu y de taijiquan naturalmente y sin compartimentar nada. «La mezcla de géneros no es deseable pero la síntesis de los saberes es indispensable para quien desea alcanzar la claridad», dice convencido. En su trabajo marcial explica todos los aspectos de la práctica, tanto teóricos como técnicos, con la misma persuasión que tienen aquellos que hablan de corazón. Al finalizar el último curso al que yo asistí, concluyó con estas palabras: «El verdadero cometido del wushu consiste en permitir aflorar lo mejor del individuo enseñándole a actuar con el corazón». Y en este sentido, ¡él nunca falla!

El autor con Michel Drucker...

...con Djamel Bourras, campeón olímpico de yudo...

...y con Stéphane Bouillot (presentador del programa francés L’île de la tentation 1)

CAMINO DEL TAO

(entrevista con el autor)

«La idea debe preceder al pincel».

«¡EL WUSHU NO ES UN TIGRE DE PAPEL!»

W. F.: ¿Qué opina sobre su disciplina y su desarrollo en la actualidad?

R. I.: El wushu sigue ganando terreno y está en camino de convertirse en el arte marcial más popular del mundo. Bruce Lee fue el primero que popularizó las artes marciales; después la serie Kung-Fu tomó el relevo y, por último, todos los actores que conocemos actualmente, como Jackie Chan, Samo Hung y el genial Jet Li, han contribuido en gran medida a que las artes marciales chinas adquieran esta...